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Hipertexto infinito
Publicado por Alejandro Piscitelli el Septiembre 24, 2003 24.09.2003
Buenos Aires, www.educ.ar
Los desconocidos de siempre


Fischer de quien no sabía nada, es un pionero en muchas cosas. Su interesante sitio personal (¿alguna vez tendremos nosotros uno?), no solo brinda rico material de quien fuera considerado el (anti-)-Negroponte francés, sino también una exquisitez que se nos había pasado totalmente por alto: haber distribuido uno de los primeros libros digitales completos aparecidos en linea y disponible desde mediados del 2000 Mythanalyse du futur Théorie fiction.

Pero su arco innovador va mucho mas alla de habérseles adelantado a Stephen King y a Seth Godin en mas de un año, sino que su carácter de personaje transversal pega muy bien con una figura que venimos reclamando desde hace años y que parece haberse encarnado en él en forma magistral.

En papel había publicado anteriormente obras muy interesantes como el Romanticismo numérico; la compilación los Desafíos del Cibermundo en la cual participaron cerca de 30 autores, entre ellos nuestros conocidos Derrick de Kerkhove, Philippe Quéau y Joël de Rosnay entre una gran cantidad de canadienses desconocidos, así como su reciente obra Ciberprometeo en donde Fischer añade a los GPS freudianos de Eros y Tanatos, a Prometeo imaginando un posible post-humanismo. Para inmediatamente sostener que mas que una omnipotencia adonde lo numérico nos lleva es a una constatacion de nuestra fragilidad.

En su obra anterior El choque digital para Fischer la era de lo numérico (la 3ra Fase de Simone) es equivalente en otra escala a la era del fuego y a la era del hierro lo que lleva necesariamente a repensarlo todo.

Este tipo me cae muy bien, aunque no lo conociera hasta que motivado por su ausencia en la conferencia de Flacso hace un par de semanas, decidiera ensarzarme en su obra. En el opera perfectamente bien lo que la divina Isabelle Huppert dijo ayer al recibir el premio Donostia a su carrera en el festival de San Sebastián con una claridad rara vez expresada No interpreto personajes. Cuento estados mentales.

De interpretar personajes a contar estados mentales

El problema con la mayoría de lo que leemos -ficción o no ficción- es que esta en demasiado primer plano el personaje que el autor cree interpretar (generalmente otro autor o hacedor). Son pocos los que lograr contar los estados mentales (y menos los de una época como la transición de la segunda a la tercera fase o de la edad del hierro a la edad de lo numérico). Y esto es lo que esta logrando este señor.

Porque astutamente no se deja encorsetar por las etiquetas que nos ahogan como deber ser: o sociólogo, o especialista en nuevas tecnologías, o emprendedor o artista, o filosofo o escritor.

Su método, que en su caso feliz es su vida es desplazarse constantemente entre arte, ciencia, tecnología y filosofía. Lo que lo lleva necesariamente a cuestionar a los especialistas y por ende a pensar en serio si vale la pena escribir para ellos (salvo en casos puntuales e internos).

Para Fischer el primitivismo que parecería asolar el principio del milenio es tanto moda como certeza. El cerebro triunico de McLean con el reptil interno que todos tenemos, siempre se despierta y si hay tanta locura con lo numérico es porque éste (especialmente a los no tecnológicos) nos seduce infinitamente con su instinto de poder (condenados como estábamos a la impotencia de la palabra (critica)).

Un dato fascinante de la biografía de Fischer es que dejo de escribir (probablemente mas bien de publicar) entre 1984 y 2000 imaginando que el fenómeno de lo numérico era tan inasible que cualquier cosa que hubiese escrito entonces se hubiese vuelto o bien anecdótica o bien falaz

Fischer no se come una y para él la teología de los ciborgs que en manos de Bateson pudo haber sido una buena ficción terapéutica, cuando pasa aenquistarse en los mercaderes del templo se convierte en bobalicadas. La humanidad es la misma desde el neolítico, y probablemente desde mucho antes que eso también. Lo único que cambian son las tecnologías sumergiéndonos en un vértigo que mucha veces nos atrapa y amenaza nuestra supervivencia.

Las paradojas de lo digital son 32, para empezar a contar

Herve Fischer esta trabajando mas que entusiasmado en el desarrollo del Médialab quebequés Hexagram, inaugurado a fines del 2001 y dedicado entre otras cosas a la televisión interactiva y las comunidades virtuales; a las artes roboticas y a la inteligencia artificial; al video inalámbrico, al cine emergente y a los actores virtuales; a los textiles interactivos y a las ropas portables, etc.

Fischer (que estará nuevamente en Argentina dentro de dos semanas) había prometido escribir cuatro libros no bien terminado El Choque digital. Se trataría de 1. CyberProméthée, ya concluido, y ahora faltan los otros tres: 2. Mythologie des classes moyennes; 3. Éléments de mythanalyse y sobretodo el 4. Logique paradoxale que es el que mas me interesa, porque esta totalmente alineado con lo que venimos viendo hace rato acerca del carácter bifronte y paradojal de la evolución del mundo numérico.

Porque en realidad allegándome a las paginas finales de El Choque Digital me encontré con las 32 leyes paradojales de lo cibernumerico. Y allí, después de haberme perdido en diversos devaneos me avive de que este tipo era un compañero de ruta ideal, es decir bien real.

En este listado largo y sesudo hecho por Fischer me resonaron particularmente bien las leyes 3: Las tecnologías numéricas evolucionan mas rápido que nuestras ideas, la 7 que habla de un cibermundo apolítico y asocial pero que termina dando legitimidad a la nueva clase media que genera una nueva ideología dominante la 16 Cuanto mas parece imponerse la convergencia numérica, mas redescubrimos la especificidad irreductible de los medios y sus usos sociales que los distribuyen, la 25 La ciberpedagogia, que se anuncia menos cara y mas eficaz, cuesta de hecho mas cara y destruye las bases de la pedagogía tradicional, etc. etc.

Otras leyes me parecen mas cuestionables como la 29 que insiste en que la proliferación de lo virtual genera mas caos y delincuencia en el mundo real. Pero de lo que no hay duda es de que Fischer ha tocado una tecla que resonara por largo tiempo.

Competencias digitales en la era de Internet

Estaba justamente enfrascado en estas cuestiones cuando me toco dar mi charla en la Universidad Maimonides el pasado viernes. Y de lo que quería hablar era de las benditas competencias digitales en la era de Internet. Y como -siguiendo a Fischer- no hay que encallar en los discursos grandilocuentes que nos invitan a aceptar que la informática es la herramienta para aprender a aprender, que estamos asistiendo a nuevas formas de escritura que eliminan los borradores, a nuevos procedimientos de reescritura con nuevos tiempos tiempos ídem, -todo lo que es absolutamente cierto- había que ver como separar la escoria de la pepita de oro y ver para donde podíamos reinventarnos.

Porque también es claramente cierto que la lectura no cambia sus formas, sólo con la multiplicación de las relecturas hechas posibles por el hiperetexto. Todos sabemos también que en las últimas décadas han aparecido nuevos softwares: Infografías, nuevos diseños de información, o que el libro en papel es altamente producido en la era informática, (no hay fin del papel), gracias a nuevas tecnologías y que va creciendo imparable la interactividad entre literatura y juegos de roles con lectura-escritura

Todo esto lleva a la desaparición de normas que garantizan la autoridad del autor sobre su texto: por cuanto el lector lee y se apropia de todo. También asistimos a una virtualización de la realidad, a una confusión de la velocidad de acceso con la inmediatez de recepción de datos y hasta a una confusión conceptual mayúscula cuando volvemos equivalente la ecuación Leer es comprender con la que reza Cliquear es saber -como bien nos recuerda incesantemente Chartier.

Por ello conviene insistir en que la dicotomía texto/hipertexto es una distinción errónea, y que la diferencia crucial no pasa por oponer texto a hipertetxto sino por contraponer lo lineal a lo ergodico.

Ademas es inimaginable avizorar el futuro de la post-textualidad si al mismo tiempo no prestamos debida cuenta a la dialéctica entre el mundo del texto y el mundo de la imagen.

Sobretodo porque la imagen digital está mas allá de todas estas necesidades y penurias, porque es construcción pura, porque es invención ab ovo, porque es el intento -como las cirugías de las mujeres y de cada vez mas hombres- de borrar el paso del tiempo y el sedimento de la historia. ¿Podrá haber escándalo en un mundo así pasteurizado?

¿Será lo digital, pues, un puente al futuro capaz de reconciliarnos con la historia, o se tratara apenas de una fuga hacia adelante incapaz de soportar el terror y la suciedad del aquí y el ahora? ¿Es la fotografía digital mera falacia digital o auténtica construcción fotográfica? La pregunta no es trivial, el binarismo que la encapsula menos.

Porque las imágenes numéricas llevan al paroxismo esta inversión de la función-imagen que en vez de representar lo preexistente se convierten en ideal de existencia de lo real. Con lo cual sin quererlo (ni deberlo tal vez), el análisis comunicacional retorna a la filosofía y a la ontología.

Las preguntas que desatan esta nuevas formas del espectáculo (con su climax en la realidad virtual) y la realidad de las pantallas, cambian el horizonte y nos obligan a preguntarnos ya no por la existencia de la verdad sino por la naturaleza de la existencia ¿Es posible la catarsis crítica en el mundo digital? Hacia el arcaísmo post-moderno

Con esta voltereta caemos en las fauces mismas de la propuestas de Fischer quien -no tan inesperadamente- nos rrima a la problemática del arcaísmo post-modenro en la mejor tradición de Regis Debray.

El maniqueismo trabaja y avanza

Todo muy bonito pero marche preso. Porque por mas que alabemos al hipertexto son tantas las impugnaciones del nuevo medio como sus entronizaciones. Asi lo que para nosotros puede ser visto como una bendicion, una interpretacion alternativa inmediatamente lo cuestiona como una limitacion.

Mientras que en el soporte papel, todas las páginas están presentes al mismo tiempo, en el caso del hipermedio solo aparecen a pedido del usuario. El lector constantemente debe hacer elecciones cliqueando sobre tal o cual botón si quiere hacer aparecer tal o cual unidad de información

El zapping recrearía en el campo de lo visual o lo escrito los bruscos cambios temáticos observables en las conversaciones orales. Se opondría fundamentalmente al proyecto que guió la escritura tradicional, que apuntaba a desarrollar un tema de manera exhaustiva, con el objeto de proponer una nueva síntesis.

El lector -en el libro tradicional- estaría llevado mas alla de lo que esta leyendo por la promesa de un develamiento esencial, el desenlace de una intriga novelesca, la fascinacion por el misterio de una vida o una comprensión mas amplia del universo. Y eso no ocurriría nunca en el hipertexto. Sin embargo así como nuestro entusiasmo a veces nos desborda, otro tanto ocurre con estas críticas disparadas muy al tun tun.

Porque el hipertexto también puede estar organizado en función de una progresión del deseo y crear en el lector un contexto generador de expectativas que será llenado por el desenlace. Mucho mas que el libro puede poner en escena el texto, acompañarlo de elementos visuales, puede suscitar la interactividad con el lector llegando a su culminación en la literatura con enigma

De lo que no cabe duda es de que una modificación de las actitudes de lectura acarrea necesariamente una modificación del imaginario. Como ocurrió en la Edad Media con el advenimiento del libro, otra tanto esta ocurriendo hoy con el surgimiento del hiper-libro.

En una civilización centrada en el tratamiento de los signos, cabe esperar que el proceso de personalización del lector, en curso desde hace siglos, se acelere y se vuelva mas agudo.

El nuevo lector está construyendo expectativas que el papel no puede satisfacer tan rápido ni tan bien. Se está produciendo por lo tanto un desplazamiento de la configuración actual de los soportes del escrito condenando ciertos tipos de obras, allí donde las finalidades del escrito armonizan de la mejor manera posible con la especificidad del hipertexto: informaciones, concordancias, enciclopedias. Catálogos y repertorios.

Al mismo tiempo estamos asistiendo a un paisaje cultural inédito en donde los fragmentos instalan un nuevo modelo de lectura, a partir del cual, finalmente hay que pensar en las explosiones de lectura: la dislocación de una infinidad de lecturas que nos asaltan, cuando, como en el caso de los fragmentos, la lectura se convierte en un estado permanente de traducción libre.


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